miércoles, 14 de diciembre de 2011

Compartiendo la luz


Mi amiga Eva compartió esta historia que me ha gustado mucho, y ahora la comparto con vosotros:

"El maestro contó este relato:
 “Varios hombres habían quedado encerrados, por error, en una oscura caverna, donde no podían ver casi nada.
Pasó algún tiempo… y uno de ellos logró encender una pequeña antorcha.
Pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada.
Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia antorcha, y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó…”
Uno de los discípulos preguntó al maestro:
“¿Qué nos enseña, maestro, este relato?”. Y éste contestó:
“Nos enseña que NUESTRA LUZ SIGUE SIENDO OBSCURIDAD si no la compartimos con el prójimo.

Y también nos dice que el COMPARTIR NUESTRA LUZ no la desvanece, sino que, por el contrario, la hace CRECER.
El compartir nos enriquece, en lugar de hacernos más pobres.
Los momentos más felices son aquellos que hemos podido compartir.
Que Nuestro Padre Celestial nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.”


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