lunes, 27 de agosto de 2012

Cogidos de la mano


A veces nos sentimos solos.
Pero siempre hay alguien dispuesto a tomarnos de la mano.
Hay una hermosa historia de una enfermera con exceso de trabajo que escoltaba a un cansado joven a la cama de su paciente.
Inclinándose y hablándole alto al anciano paciente, ella dijo: “Su hijo está aquí”.
Con gran esfuerzo, abrió sus desenfocados ojos, luego lentamente los volvió a cerrar.
El joven apretó la envejecida mano en la suya y se sentó junto a la cama. Durante toda la noche estuvo sentado allí, tomando la mano del anciano y susurrando palabras de ánimo.
Para cuando amaneció, el paciente había muerto. En instantes, el personal del hospital llenó la habitación para apagar equipos y remover agujas.
La enfermera se puso al lado del joven y comenzó a ofrecerle sus condolencias, pero él la interrumpió.
“¿Quién era ese hombre?” preguntó.
La asombrada enfermera contestó:
“¡Pensé que era su padre!”
“No, él no era mi padre”, contestó él. “Nunca lo había visto en mi vida”.
“Entonces, ¿por qué no dijo nada cuando le traje a verle?”
“Me di cuenta de que necesitaba a su hijo y que su hijo no estaba aquí”, explicó el hombre. “Y ya que estaba demasiado enfermo para reconocer que yo no era su hijo, supe que me necesitaba”.
La Madre Teresa solía recordarnos que nadie debiera tener que morir solo. De igual manera, nadie debiera tener que sufrir o llorar solo tampoco. O reír solo o celebrar solo.
Somos hechos para transitar por el camino de la vida tomados de la mano. Hay alguien listo para tomarnos de la mano hoy. Y alguien anhela que nosotros tomemos la suya. ¡Recordemos aferrarnos los unos a los otros!

HORARIOS DE CLASE

 Es muy importante para que los niños organicen sus deberes y la mochila para el día siguiente que tengan un horario escolar a la vista (además no se olvidarán de ponerse el chándal el día de psicomotricidad :)
Aquí os dejo algunos modelos que he ido encontrando, pero podéis hacer uno con los motivos que más les gusten a vuestros hijos. Os recomiendo colorear cada asignatura de un color (yo lo hago coincidir con el color del cuaderno que vayan a usar para esa asignatura). 

domingo, 26 de agosto de 2012

TDAH: no se da cuenta

Hoy he leído un artículo muy intersante sobre TDAH:


Son los que dicen la broma justo en el momento menos oportuno. Los que muchas veces no se dan cuenta de que el otro está algo más que molesto de que le digan lo que no quiere escuchar. O los que, sin esperar el turno y no encontrando nada malo en eso, interrumpen con su opinión. El resto los califica de poco atentos, desconsiderados y mal educados. Y de ellos siempre piensan “¿cómo no se da cuenta...?”. Y, no, justamente ese es el problema: NO SE DA CUENTA. Porque uno de los rasgos menos conocidos del déficit atencional es la dificultad que tienen las personas diagnosticadas para detectar las emociones más sutiles. Inmadurez cerebral y, precisamente, la dificultad para poner atención son las principales causas.
El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se entiende como la dificultad para mantener la atención, controlar impulsos y el nivel de actividad. Pero esa mirada se ha restringido, la mayoría de las veces, al ámbito académico en los niños y adolescentes y en problemas de atención en el trabajo en adultos.
Pero el TDAH también involucra el mundo de las emociones. Ese es el resultado de un estudio realizado por el neurofisiólogo y académico Vladimir López, de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Chile, que indagó en cómo es la respuesta a los distintos tipos de emociones en un grupo de 80 niños y adolescentes entre 9 y 14 años, con y sin TDAH a los que les mostraron en laboratorio más de 300 imágenes de emociones.
Los resultados de la investigación, un proyecto Fondecyt de Conycit, muestran que los niños con TDAH obtienen peores resultados en el reconocimiento de expresiones faciales de contenido emocional más sutiles como ironía o desagrado. Presentan también una mayor tendencia a confundir la emoción, especialmente en los rostros neutros. Por ejemplo, en el caso de la alegría, el grado de acierto del grupo sin TDAH era 79,6%, lo que en el grupo con TDAH disminuía a 63,3%. En el caso de la tristeza, fue 77,3% en el primer grupo y 64,3% en el segundo. Los errores también eran mayores en ellos, mientras el grupo de control tenía 8,6% de errores en la detección de la rabia, ese porcentaje aumentaba a 13% en el grupo con TDAH.
El estudio también abordó el manejo de las relaciones sociales. Lo que en el caso de los niños con el trastorno se reflejó en un mayor número de conductas desafiantes: 26,67% presentaba alto riesgo de hostilidad e irritabilidad y 53,33% conductas agresivas.
Es decir, esas pequeñas claves con contenido emocional que la mayor parte de las personas capta de manera automática -porque revelan agrado o desagrado- y se ajusta a ellas según las interpreten, no son tan claras para quienes tienen TDAH”, dice el especialista. En estos casos, “hay que considerar que hay situaciones que no son de aprendizaje escolar, pero que son cruciales y ahí hay una necesidad de intervenir”, indica López sobre una conducta que tiene un correlato cerebral: las zonas asociadas a la conducta social, como la corteza prefrontal y la amígdala, están inmaduras en ellos. Es lo que explicaría las diferencias en el reconocimiento de las emociones. Lo comprobó un estudio del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, que analizó a través de resonancia magnética el cerebro de 400 niños y adolescentes con y sin esta condición: si en los niños sin TDAH la corteza cerebral alcanza su máximo grosor (cuatro milímetros) entre los siete u ocho años, en los niños con esta condición, sucede tres años después, entre los 10 y los 11 años.

Decide ser feliz


La pequeña, bien perfumada y orgullosa anciana de 78 años, completamente vestida cada mañana a las 8 en punto, con su cabello arreglado a moda y el maquillaje perfectamente aplicado, se muda hoy a un asilo. Su esposo de 80 años, murió recientemente, lo que motivó la mudanza.
Después de muchas horas de esperar pacientemente en el recibidor del asilo, sonrió dulcemente, cuando se le dijo que su cuarto estaba listo.
Mientras se desplazaba con su andadera hacia el elevador, le di una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las cortinas que colgaban de su ventana.
“Me encanta”, afirmó, con el entusiasmo de un niño de 8 años al que le acaban de entregar una nueva mascota.
“Sra. Jones, no ha visto el cuarto, espere”. “Eso no importa”, respondió.
“La felicidad es algo que decides con el tiempo. Si me gusta o no mi cuarto, no depende de cómo estén arreglados los muebles, depende de cómo arregle mi mente.”
Ya decidí que me gusta. Es una decisión que hago cada mañana, cuando me levanto. Tengo la elección; Puedo pasar el día en la cama, repasando la dificultad que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan, o salir de la cama y estar agradecida por las partes que sí funcionan”.
“Cada día es un regalo, y mientras se abran mis ojos, me enfocaré en el nuevo día y los recuerdos felices que he almacenado sólo por ésta vez en mi vida.” La FELICIDAD es como una cuenta de banco: tú retiras de ella, lo que has depositado.
Así que mi consejo sería, que deposites una gran cantidad de felicidad, en la cuenta de tu memoria.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Ser como elefantes


Podríamos ser como elefantes …

Con pies grandes y pesados…
Para tenerlos bien fijos en la tierra y no elevarnos.

Con orejas grandes …
Para aprender a oír y no actuar a ciegas.

Con boca chica …
Para no andar parafraseando, ni hablando de más.

Con colmillo largo …
Para saber actuar en momentos difíciles.

Tener piel áspera y dura …
Para aguantar los embates de los demás.

Tener su memoria …
Para que nunca olvides quién realmente eres.

Y como el elefante, que cuando sabe que va a morir regresa a su lugar de origen, igualmente tú, cuando sientas que haz caído en lo más profundo, que no puedes salir y no encuentras ni un rayo de luz dentro del laberinto en que estás inmerso, que lo has perdido todo y no te queda nada, regresa a tu lugar de origen, regresa a tu naturaleza, regresa a ser tú nuevamente, porque tal vez, ¡por la falta de memoria olvidaste quién realmente eres!